Naturalistas de las Américas: Alexander Wetmore
En 1925 Wetmore fue nombrado subsecretario del Museo Nacional de Estados Unidos, donde prestó servicios du rante veinte años. En los años de la depresión y de la segunda guerra mundial hubo pocas oportunidades para realizar investigaciones sobre el terreno. Aun así, Wetmore se las arregló para hacer viajes cortos a Haití, la República Dominicana, Guatemala, México, Costa Rica y Colombia. En sus viajes de trabajo entabló muchas amistades con científicos latinoamericanos. Su extensa correspondencia con eruditos tales como Henri Pittier, el Hermano Apolinar María y Olivario de Pinto' condujo a un intercambio fructífero de especímenes e información entre la Smithsonian e instituciones latinoamericanas. En una carta que dirigió al secretario Charles Greeley Abbot en 1941, Wetmore seña ló que estaba muy complacido por haber conocido finalmente a Apolinar en Bogotá después de décadas de correspondencia.
Wetmore se sumó a los esfuerzos de cooperación para la conservación de la naturaLw en América Latina con su nombramiento en 1940 como representante de Estados Unidos en el Comité de Expertos en Protección de la Naturaleza y Conservación de la Flora y la Fauna Silvestres, de la Unión Panamericana. Ese año fue también secretario general del Octavo Congreso Científico Americano. En 1946, en calidad de secretario de la Institución Smithsonian, supervisó la transferencia del centro de investigaciones de la isla Barro Colorado, en Panamá, a la Institución. Sumamente preocupado por la conservación de la flora y la fauna silvestres de América Latina, prestó servicios en la Sección Panamericana del Comité Internacional para la Conservación de las Aves.
A mediados de los años cuarenta, Wetinore inició un programa de investigación al cual dedicaría el resto de su vida. Entre 1946 y 1966 viajó a Panamá todos los años para realizar un estudio exhaustivo de los pájaros del istmo.
Su trabajo culminó en la publicación de su obra maestra, The Birds of the Republic of Panama (el último de los cuatro tomos fue publicado en 1984, después de su muerte). Wetinore disfrutaba de sus prolongadas estadías en remotas aldeas indígenas, donde aprendía costumbres locales y métodos de caza. En esos lugares recónditos, al norteamericano desgarbado lo llamaban afectuosamente & laqno; Alejandro Grande. Trabajaba en estrecha colaboración con los científicos del país, y en 1973 fue bautizado en su honor un puente colgante sobre el río Bayano. También se hizo miembro honorario de muchos sociedades científicas Latino Americanas.
Wetmore donó su vasta colección de historia natural a la Institución Smithsonian: 26.058 pieles de aves y mamíferos de las Américas, 4.363 especímenes esqueléticos y anatómicos, y 201 nidadas de huevos de aves. Cincuenta y seis géneros, especies y subespecies nuevos de aves (tanto contemporáneas como fósiles), mamíferos, anfibios, insectos, moluscos y plantas fueron bautizados en su honor - repertorio que Wetinore llamaba su "zoológico privado." Fue el primero en describir 189 especies y subespecies de aves contemporáneas, principalmente de América Central y del norte de América del Sur. Había estudiado las avifaunas fósiles de Puerto Rico, Haití, Cuba y las Bahamas, y era un experto en aves del pleistoceno, ya extinguidas, de las Antillas. El paleontólogo aviar Pierce Brodkorb, al dedicarle en 1959 un ave fosilizada que había sido descubierta poco antes, dijo que Wetinore era el "responsable de todos los conocimientos anteriores sobre aves fosilizadas de las Antillas."