La Optica de un Artista: William Henry Holmes
Durante su juventud en Washington, el dibujante William H. Holmes hacía bosquejos de especímenes para científicos del Museo Nacional de Estados Unidos. Con esa experiencia, en 1872 fue invitado a participar en el Levantamiento Estratigráfico de los Territorios de Estados Unidos bajo el mando de Ferdinand Vandiveer Hayden. Durante sus años en los territorios del oeste, Holmes perfeccionó sus conocimientos de geología y sus dotes de dibujante y de agudo observador. Intrigado por las ruinas de las antiguas sociedades que vio en los barrancos de Arizona, fue dedicándose a la arqueología.
Después que lo nombraron conservador honorario de cerámica indígena del Museo, Holmes hizo su primer viaje a México en 1884. Recorrió Puebla, Cholula, Oaxaca y la Ciudad de México. Tras examinar algunas piezas del Museo Nacional de México, prestó atención especialmente a la cerámica y analizó la fabricación de imitaciones de objetos antiguos. Hizo excavaciones en la ciudad de México cerca del Ferrocarril Central y recolectó piezas de cerámica de la superficie. Después fue a las pirámides de Teotihuacán y fotografió las excavaciones que se habían iniciado poco antes. A su regreso publicó tres artículos que tuvieron gran influencia: uno sobre las esculturas de piedra de Teotihuacán y dos sobre la falsificación de piezas de cerámica precolombinas.
En 1892 Holmes preparó muestras para la exposición del cuarto centenario de la llegada de Colón, con figuras de tamaño natural de indígenas americanos en un ambiente realista. El grupo tehuelche de la fotografia que presentamos en esta exposición es uno de las varias decenas que construyó con su equipo de colaboradores. Después se tomó tres años de licencia para ocupar el cargo de conservador principal de antropología en el Museo Field de Chicago. Profundizó sus conocimientos de las culturas mexicanas precolombinas con sus viajes, sus bosquejos y sus ensayos sobre las ruinas de Xochicalco en Morelos, Mitla y Monte Albán en Oaxaca, y Chichén Itzá y Tuluum en la península de Yucatán. Siguió hacia el sur y fue uno de los primeros visitantes de Quirigua, en Guatemala.
En 1897, en calidad de jefe de la Dirección de Etnología Americana, Holmes reanudó el trabajo sobre el terreno. Acompañado por los geólogos Dutton y Gilbert, volvió a México en 1899 para examinar minas de obsidiana y estudiar las herramientas hechas con hojuelas de este mineral. El año siguiente viajó a Cuba y Jamaica, y en 1907 asistió a reuniones científicas interamericanas en Chile. En 1908 volvió a México y fue nuevamente a la antigua ciudad de Monte Albán. Continuó hacia el sur y llegó hasta Tiahuanaco, en Bolivia. En 1916, cuando ya tenía 70 años, viajó a Guatemala y Honduras, donde estudió la arquitectura maya de Copán y recogió más piezas de cerámica.
Durante once años (de 1909 a 1920), Holmes fue a la vez conservador del Museo Nacional de los Estados Unidos y de la Galería de Arte Smithsonian. En 1920 fue nombrado director de la Galería, cargo que ocupó hasta que se jubiló a los 86 años de edad.
Aunque sus estudios de geología le habían afinado el intelecto y le habían inculcado el sentido del rigor científico, Holmes aportó otra perspectiva a su labor arqueológica: la del artista. La exactitud de sus dibujos es asombrosa y puede apreciarse hasta en el cuaderno de bosquejos más pequeño. En 1886, después de su primer viaje a Mexico, se convenció de que los arqueólogos necesitaban comprender los principios fundamentales del arte para satisfacer las exigencias de la ciencia. Al juzgar "la autenticidad de reliquias no identificadas del arte primitivo", estableció ciertas pautas: "Todo producto apropiado de las artes plásticas tiene como fin algún uso normal. En la obra de los indígenas, las vasijas que se hacían para las artes domésticas eran apropiadas para ese fin; las que se hacían para ceremonias estaban adaptadas a ese fin y decoradas con símbolos apropiados para su oficio... Las formas no son intercambiables, y las decoraciones, especialmente las de caracteres ideográficos, no se usan en forma indiscriminada"
Holmes aprovechó sus dotes artísticas excepcionales para documentar ruinas arqueológicas con excelentes dibujos de obras arquitectónicas y objetos. Ignacio Bernal, destacado arqueólogo mexicano, elogió el trabajo de Holmes durante un período en que "no era científico ni académico" Aunque Holmes hizo pocas excavaciones, ...sus magníficos dibujos y panoramas y la manera tan precisa de discutir arquitectura, cerámica y otros objetos lo hacen aún hoy autor indispensable" (Historia de la Arqueología de México, 1979).